1. Anoche soñé contigo - Primera parte


    Datte: 10/01/2018, Catégories: Voyeur / Exhib / Nudisme Masturbation Première fois

    Primera parte:—¡Chabela! ¿Hoy sí? —preguntó Toto con ansiedad, deseando que la respuesta fuera "sí".Sin embargo, la otra volteó y, sin pronunciar palabra, le hizo una seña de "espérate tantito", cosa que bien podía significar unos minutos o unos días más. Esto, de cualquier manera, se veía como una eternidad para un joven virgen que se moría de ganas por dejar de serlo, iniciándose así en el sexo. Y es que, estando ante las puertas de lo que en ese momento bien podía considerar la entrada al paraíso (y me refiero, por supuesto, a ese par de dilatadas nalgas), era comprensible que el contenido de sus sacos testiculares estuviera a punto del desparrame absoluto, de tanto hervor.Y no era para menos, la imagen de aquella chica se le presentaba cada noche, desde que ella se lo hubiese prometido. Y aun estando dormido, su pelvis se movía hacia adelante y atrás en una serie de repeticiones rápidas; instintivas y naturales. El muchacho ya necesitaba descargar aquellas “ansias” que guardaba dentro.Desde hacía ya más de mes y medio, tantoToto como su buen amigoQuique, habían iniciado esas vacaciones de verano excitando sus, ya de por sí, activos deseos sexuales mirando historietas pornográficas a todo color. Desde el“Así soy, y qué”, hasta el“Sensacional de Colegialas” pasaban por sus manos, y los leían con gran avidez y morbo.—¡Miren nada más esos culazos de viejas...! ¿A poco no se les para de sólo pensar en metérsela a una de tan tremendo culote? —les dijo una voz aguardentosa, a ...
    ... la vez que se les ponía ante sus ojos una revista con fotografías de sendas mujeres desnudas llenando sus páginas.Así era acicateado el inquieto padecer que los jóvenes sufrían porDon Cuco; dueño del quiosco de periódicos y revistas en donde Toto y Quique se cultivaban.Don Cuco les dejaba mirar historietas y revistas de índole sexual sin empacho alguno, por lo que estos chamacos diariamente lo visitaban.—Miren, como esa es la que les digo —dijo Don Cuco, y señaló, sin ninguna vergüenza, a una mujer que iba pasando frente al puesto de periódicos—. Así es la que me estoy chingando, pinche señora de buenas carnes... así, así, igualita, culona y con unas tetas bien lecheras... no si les digo, las caderonas les hierve la sangre. Les urge que se las claven. Entre más anchas están, más hambreadas de macho son, me cae de madre que es ley de vida.Toto rio del comentario, aunque no supo, a ciencia cierta, si el Don estaba chanceando, o si tales palabras serían verdad.—Ay, ¿a poco Don Cuco? —comentó Quique.—Claro... ¿no me crees? Si les digo que ella misma se me lanzó. ¡Pinche vieja! Es más, está más buena que esta ruca que acaba de pasar... ah, pues mira —les dijo.Y el viejo les pasó otra revista donde una mujer de amplio trasero se separaba a sí misma las nalgas, para dejar al descubierto lo que tenía en medio de éstas.Ambos chicos vieron la foto con ojos como platos.—No pues usted sí que se las sabe Don Cuco —dijo Quique.—Sí, es que las divorciadas así son. Como ya están acostumbradas ...
«123»