1. Tu madre y yo somos unas cerdas, cariño.


    Datte: 03/04/2020, Catégories: Hardcore, Mature, BDSM / Fétichisme

    ... le notaban los contornos de la verga tumbada a un lado, así como el vello emergiendo por la tira superior. A Elisa se le fueron los ojos y pudo ver unas manchas amarillentas en la delantera, manchas de alguna meada reciente. Curro tampoco se cortó en devorarla. Las tetas se le transparentaban y le botaban al moverse, de hecho, parte de la curvatura le sobresalía por los lados. Se entreveía la sombra de su coño y al volverse para servirse el café pudo admirar toda la raja de su culo y sus nalgas temblando. La hija puta no tenía ningún pudor en presentarse así ante él. Además, pudo fijarse en cómo le miraba el paquete. Se sentó frente a él, con las tetas rozando la superficie de la mesa, y le preguntó si había visto alguna oferta de trabajo interesante. Elisa notó un sudor frío en todo su cuerpo, percibiendo una arrebatadora sensación que le calentaba la vagina. La obscenidad alimentaba su líbido. Su cuñado poseía un cuerpo mantecoso, pero la situación resultaba lujuriante. Su propio marido la había arrastrado ante ese frenesí. En cuanto él apartaba la vista, le miraba el paquete, sus huevos gordos sobresaliéndole por los lados y la forma de una verga muy inflada. Hacía un calor horrible. Vio que le corrían gotas de sudor por las sienes y que se formaban gotitas por sus pectorales peludos.- ¿A cuántos grados estaremos? – preguntó ella -. Mira qué hora es y hace ya un calor espantoso.- Cerca de treinta o treinta y cinco, yo ya estoy sudando.- Y yo, voy a darme una ducha.Sonó el ...
    ... teléfono y ella se levantó para cogerlo, un teléfono adosado en la columna. Era una amiga. Se encontraba de perfil ante él. Vio que se levantaba y que se dirigía hacia la encimera para echarse otro café. Sólo había un pequeño hueco entre ella y la mesa. Le dio la espalda, sin ni siquiera escuchar lo que le contaba su amiga, y su cuñado pasó por el hueco, rozándola con el paquete, pudo sentir su dureza arrastrándose por la gasa que le tapaba el culo, pudo sentir su aliento varonil, su barriga rozándole la espalda. El roce le provocó humedad en el coño. Curro se restregó a conciencia al pasar entre ella y la mesa y pudo notar la blandura de sus nalgas. Una vez que pasó, Elisa le miró el culo, el culo gordo con nalgas abombadas que le botaban.Necesitaba serenar sus impulsos. La excitación contaminaba la atmósfera y a juzgar por las miradas y el silencio que se interponía, los dos eran conscientes de lo que estaba sucediendo. Le dejó en la cocina, hojeando el periódico y tomando un café. Se sentía enfervorizada, y no quería cometer una locura, era su cuñado y su cuerpo daba asco, pero resultaba tremendamente incitante. En su cuarto, se quitó el camisón, se lió una toalla y se encerró en el baño. Estuvo casi diez minutos debajo de la ducha, a veces palpándose el coño para aplacar el ardor que la abrasaba. Se peinó echándose gomina y se puso unas braguitas de color crema, unas braguitas de tul muy pequeñas, que sólo le tapaban la raja del culo y la mitad del triángulo afelpado del ...
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