1. Tu madre y yo somos unas cerdas, cariño.


    Datte: 03/04/2020, Catégories: Hardcore, Mature, BDSM / Fétichisme

    ... en un lugar como aquél. Le daba vergüenza salir fuera, con el tipo desconocido, pero cuando salió de la caseta no les vio. Abandonó el parque y comprobó que tampoco se encontraba en el coche de ella. Seguro que se había ido con el tipo desconocido a echar otro polvo. Como ella misma decía, era una cerda. Estaba lejos de casa, pero no iba a venirle mal pasear y emplear esa soledad en reflexionar sobre su vida. A Elisa le costó levantarse del sofá. La situación se les había ido de las manos hasta el punto de que su hijo la había violado y ella no había ofrecido resistencia ninguna, todo lo contrario, había sentido hasta un orgasmo mientras la follaba. Pero se trataba de una situación inmoral y escabrosa si llegaba a oídos de alguien. Su marido y ella habían arriesgado mucho con Curro, habían llegado demasiado lejos con las fantasías. Allí estaba, en su cama de matrimonio, roncando como un cerdo. Acababa de salir del baño cuando sonó el timbre de la puerta. Llevaba el camisón color crema. Se asomó a la mirilla por si tenía que cambiarse y comprobó que se trataba de su nuera, así es que le abrió la puerta y la recibió con el camisón.- Hola, hija, buenos días – se besaron en las mejillas. Adriana la miró con una intención muy especial -. Emanuel salió temprano y no ha vuelto, creí que estaba contigo.- Y hemos estado juntos, hemos ido a correr, pero le he perdido de vista y pensé que estaba aquí.- Pues no ha vuelto. Pasa, ¿quieres un café?- Sí, me apetece.Adriana la siguió en ...
    ... dirección a la cocina, examinando el contoneo de su culo, los relucientes muslos de sus piernas y de su espalda. La mente de la chica ya estaba muy contaminada por la perversión y ardía en deseos de tirarse a su suegra. En la cocina, Elisa fue hasta la encimera para encender la cafetera y Adriana se detuvo tras ella, mirándola con deseo. Ella se había pasado por casa y se había cambiado, lucía un vestidito negro elástico, muy cortito, de tirantes, con el escote muy abierto y no llevaba bragas. Elisa aguardaba a que se encendiera la luz de la cafetera. De pronto, sintió que su nuera se pegaba a ella y la rodeaba con los brazos, jadeándole tras la oreja.- Sé que eres una cerda – le dijo mordisqueándole el lóbulo de la oreja, subiendo las manos para sobarle los pechos con suavidad, por encima del camisón -. He visto lo que haces con tu cuñado, te deseo, zorra…Elisa cerró los ojos meneando ligeramente la cabeza mientras su nuera la besaba por el cuello, le sobaba con las palmas ambos pechos y se rozaba con su culo. En medio de los sensuales manoseos, Elisa volvió la cabeza en el hombro de su nuera y se besaron, un morreo intenso lleno de pasión. Estaban cachondas. Adriana alzó más las manos y empujó los tirantes hacia fuera. El camisón cayó por sí solo hasta los tobillos, dejando a su suegra completamente desnuda. Con un movimiento rápido, se sacó el vestidito negro por la cabeza y volvió a abrazarla, esta vez achuchándole los pechos, centrándose en los pezones, refregando el chocho ...
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