Tu madre y yo somos unas cerdas, cariño.
Datte: 03/04/2020,
Catégories:
Hardcore,
Mature,
BDSM / Fétichisme
... daba, pero le dije que no. Pensé en hacérsela, pensando que eras tú.- Joder, tío, qué morbo. Podías haberle hecho una paja.- Te voy a decir la verdad – le dijo Emanuel -. Al final se la hice, en el baño.- Me estás poniendo muy caliente, Emanuel – le confesó ella -. ¿Cómo la tiene?- Muy gorda y muy dura, se la hice pensando que eras tú quien se la hacía. Si quieres esta tarde vienes a casa y le conoces.- Podíamos incitarle, puedo ir ligera de ropa…- Corro el peligro de que te vea y me obligue a pajearle, está salido, lleva años sin estar con una tía…- Eso me encantaría – subrayó ella.- Vale, esta tarde le conocerás. En la casa, Curro se encontraba de pie en la cocina, apoyado de espaldas en la encimera, con un bañador y una camiseta de tirantes, echando un pitillo, cuando apareció su cuñada, toda desmelenada, recién levantada de la cama, y sorprendentemente con el camisón negro puesto, un picardías de muselina bastante cortito, con volante en la base, donde se entreveían las curvas de su cuerpo, como el balaceó de sus dos tetas blandas, con sus pezones pegados a la gasa, chocando una contra la otra, así como la mancha del chocho. Ummm, la hija de puta nunca había tenido pudor a exhibirse y la recordaba como cuando hacía top less en la playa. Dio los buenos días con voz atontada y dijo que necesitaba café. Mientras se lo servía junto a la cafetera, pudo verla de espaldas, pudo verle la raja del culo, claramente tras la gasa, con sus nalgas meneándose fláccidamente con sus ...
... movimientos. Examinaba su cuerpo con descaro, sin importarle que se percatara, llegando a rascarse los huevos ante sus ojos. Se sentó a la mesa para tomarse el café con un dulce y cruzó las piernas, con sus muslos a la vista, con el coño apretujado entre los muslos, visible a través de la tela, y con la base de las tetas reposando sobre la superficie. Qué ganas de follársela, cuánto le gustaría que fuera puta. Ella le preguntó qué tal había pasado la noche y él le dijo que fenomenal. Hablaron unos minutos y después Elisa se levantó para dirigirse hacia el baño. Sin que se diera cuenta, Curro la siguió, atento al contoneo del culo y al temblor de las nalgas. Se había quitado las zapatillas para que no la oyera. Tuvo suerte de que no llegó a cerrar la puerta del todo. Primero la vio de espaldas, enjuagándose la cara y lavándose los dientes, después arrancó un trozo de papel para limpiar el borde de la taza de gotitas de pis, gotitas de Curro, quien había meado un rato antes. Se subió el camisón hasta la cintura, sujetándoselo con los antebrazos. De nuevo, Curro se embelesó con el culo de su cuñada, al natural, de nalgas blanditas y blancas, con una raja oscura y profunda, con los pelillos del chocho asomando en la entrepierna. Se sentó en la taza a mear, con los pechos casi rozándole los muslos, ahora obteniendo una visión de su coño entre las dos ingles, un coño de vello denso que cubría toda la rajita. Al terminar de mear, se pasó al bidé, sujetándose el camisón a la altura del ...